En tanto, un 56% afirma que no le acomoda el formato híbrido, según un estudio a más de 600 comunidades educativas del país que, además, arrojo que un 77% cree que el sistema completamente remoto o híbrido ha dañado el bienestar.
Según datos del Ministerio de Educación, en Chile hay 249.865 profesores para enseñanza básica y media. Se trata de un grupo que aún debe enfrentar duras pruebas debido a la actual pandemia por Covid-19. A raíz de la crisis sanitaria se vieron obligados a multiplicar esfuerzos, enfrentarse al miedo, a lo poco preparados para preparar clases online e incluso estar disponibles 24/7.
Ante este escenario, no es de sorprender que sostenedores, profesores, administrativos y directores sostengan que un 92% de la comunidad escolar se ha visto afectada en su salud mental, según un estudio realizado por la plataforma de desarrollo para la gestión escolar Papinotas, que encuestó a 620 profesionales de la educación, pertenecientes a diversas comunidades educativas
La imposición del sistema híbrido, que consiste en dividir a los cursos en grupos para combinar clases presenciales con virtuales no ha estado exenta de adeversidades, al punto que un 56% reconoce que no le acomoda el formato. Un 14% no tolera trabajar en aquel formato y un 42% advierte que, si bien las dificultades se pueden enfrentar, preferirían trabajar de otra manera.
El formato presencial es el favorito de la comunidad: un 79% así lo declara. Un 13% prefiere la modalidad híbrida y solo un 8% la remota.
La situación de los estudiantes
El estudio también abordó la percepción sobre los estudiantes: un 95% cree que se han visto afectados por la pandemia, principalmente en sus procesos de aprendizaje (84%), la socialización (68%) y su salud mental (66%).
Un dato preocupante tiene que ver con la deserción, ya que un 34% de los encuestados han manifestado sí se han producido en sus colegios, y entre las principales razones, destacan la falta de acceso a internet y dispositivos, la imposibilidad de rendir en los estudios en ese escenario, la falta de interés y la situación económica, viéndose obligados a trabajar.
Optimismo
Sin embargo, las comunidades educativas ven con buena perspectiva el futuro: un 76% cree que las tecnologías permitirán mejorar la eficiencia de la gestión escolar, en temas como administración, control de asistencia, comunicación interna de la comunidad, currículo o malla académica, entre otras.
Además, ven a la tecnología como una mano amiga, ya que ha permitido mejorar los procesos, y una vez superado este proceso de “marcha blanca”, su implementación podría ayudar demasiado en el mejoramiento de la calidad en general.