La realidad de los jóvenes, a raíz de la pandemia se ha vuelto más difícil, según la encuesta que realizó nuestra institución a mediados de este año a cerca de mil jóvenes entre sexto básico y cuarto medio.
Entre los resultados más preocupantes es sobre su desempeño académico. Un 82% de los estudiantes indica que tiene desmotivación y un 67% afirma que se siente estresado(a) por las exigencias escolares.
Respecto a sus emociones, un 59,3% de ellos afirma que les cuesta expresar lo que sienten y un 62% declaró que se enoja con mayor facilidad que antes.
Sin duda ha sido un año durísimo para los adolescentes. Vivir una pandemia que los tuvo en casa estudiando prácticamente todo el año es algo que, probablemente, nunca imaginaron. Esta situación afectó aspectos muy importantes en su desarrollo personal, ya sea su identidad, su seguridad, el valor que tienen frente a los demás, vínculos afectivos y sentido de pertenencia.
Ricardo Musalem, director de Allegro Educación, psicólogo clínico y experto en aprendizaje cooperativo, afirma que “la pandemia dejó (en los adolescentes) sintomatología emocional, irritabilidad, desmotivación, sentimientos de soledad, depresividad, preocupaciones difusas en general y esas experiencias ha llevado a una desmotivación general”.
La distancia con familiares y amistades también les afectó muchísimo. Un 62% dice que tiene miedo a perder a sus amigos, mientras que un 85% indica que los echan mucho de menos.
Frente a esto, Ricardo, explica “que la necesidad de pertenencia, afiliación social y conexión emocional con pares, aspecto fundamental del bienestar socioemocional de los jóvenes, se ha visto severamente afectada. Los estudiantes parecen sentirse inseguros con respecto a sus vinculaciones con los demás al prolongarse la situación de distanciamiento, falta de espacios de encuentro, imposibilidad de compartir cara a cara”.
La familia es lo primero
Uno de los aspectos positivos que arrojó como resultado la encuesta es el nivel de satisfacción familiar. Un 72,3% dice que su familia es capaz de enfrentar el estrés y un 75% manifiesta que presentan una buena comunicación.
Dentro de todo lo negativo que pudo significar la pandemia, los jóvenes reconocen que están más unidos como familia. Un 80,7% reconoce que se preocupan unos por otros.
Ricardo explica que “cuando hay una buena estructura familiar y la vida de un joven está mejor armada, es decir, que se siente relativamente satisfecho con su vida, que tiene buena relación en su colegio y con sus compañeros, el impacto de la pandemia fue muchísimo más atenuado que en los jóvenes que tiene dificultades en su adaptación, ya sea social, académica, personal y familiar. El factor más determinante fue el factor familiar”.
La encuesta “Mi vida en la pandemia” y que fue aplicada en cuatro colegios de la Región Metropolitana, tenía por objetivo generar información válida y transversal sobre el impacto que generó la pandemia en la salud mental de los adolescentes. Asimismo, se centró en conocer la experiencia de los estudiantes en los ámbitos más relevantes de su realidad psicosocial.
Es fundamental identificar a los estudiantes que aparecen con mayor vulnerabilidad psicosocial y emocional, hacerles seguimiento, facilitar la derivación o acceso a atención especializada para resolver el malestar psicoemocional de los alumnos con perfiles de riesgo. Todas estas intervenciones están alineadas con la necesidad de actuar de forma preventiva, llegando a tiempo para atender la necesidad de los estudiantes, y así evitar que los problemas se hagan complejos.